El pasado 22 y 23 de octubre de 2014, la Fundación Telefónica desarrolló, en colaboración con la Universidad de Sevilla, una nueva edición del Tour Pop Up Emprendedores, dedicado a la formación intensiva y gratuita en emprendimiento, lo que los organizadores de las jornadas llaman el espíritu Think Big. El evento, celebrado en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería, incluía una serie de talleres en los que se estimulaba la creatividad, el trabajo en equipo y la gestión de proyectos. «No esperaba que la experiencia fuera a resultar tan satisfactoria. Sentía cómo las ideas fluían», señaló Laura, estudiante de Psicología y una de los más de quinientos participantes de las jornadas.
La ruta comenzaba en un ambiente distendido con todos los participantes sentados en grandes cojines dispuestos alrededor de una caja de cristal transparente. Tras una breve lluvia de ideas en la que afloraron los problemas que más preocupaban a los participantes, éstos se organizaron en grupos de trabajo para enfrentarse a ellos tratando de encontrarles solución. Ahí comenzó a surgir el ingenio e inventiva de los estudiantes.
Con el primer taller, los participantes buscaron un remedio al problema que les había unido, para con posterioridad, acceder al ágora, un espacio entre palmeras y asientos de palés en el que los grupos elaboraron su elevator pitch, un discurso de treinta segundos a través del cual debían exponer los puntos clave de su proyecto y cómo debían convencer a un posible inversor. La tensión del momento añadía emoción a la situación, inundada de risas nerviosas y titubeos frente al micrófono. Finalmente los asistentes pudieron comprobar los frutos de las ediciones pasadas, proyectos que, iniciados de igual manera, ya eran una realidad empresarial de éxito.
Un aperitivo que amenizó la espera hizo de puente entre los talleres y las charlas. Mientras tanto, un equipo de periodistas contribuía a mantener viva la expectación de los estudiantes, visiblemente entusiasmados por la experiencia de ser entrevistados. Tras el tentempié, Álvaro Sanmartín se puso bajo los focos para hablar de Floqq, compañía que fundó en 2012 junto a varios compañeros con los que coincidió en la Universidad de Berkeley, California. Se trata de una plataforma online, complementada por una aplicación para terminales móviles, que vende cursos de formación en vídeo. Aunque actualmente cuenta con más de 300.000 usuarios en todo el mundo, Floqq nació en un garaje madrileño.
Durante meses, en los que se vieron obligados a trabajar sentados en el suelo y envueltos en infinitas capas de ropa por la falta de acondicionamiento del local, Sanmartín tuvo que hacer frente a las dudas de familiares y amigos. «Pero, hijo mío, ¿tú trabajas?», le preguntaba su madre cuando lo veía salir de casa todas las mañanas. «Lo que no hago es cobrar, mamá», respondía él. Esa rutina llegó a su fin cuando Floqq hizo sus primeras apariciones en la prensa. El gran salto se produjo en abril de 2013 cuando el destino de Floqq dio un giro de 180 grados: la compañía recibió una oferta de 500 Startups, una aceleradora de negocios de Sillicon Valley, que significó el traslado de la empresa a San Francisco, lo que supuso su despegue definitivo. «Al crear algo nunca hay certezas. Si las hubiera, no estarías creando», aseguró Sanmartín a su joven audiencia. Instó a los participantes a seguir formándose, independientemente de que su paso por la universidad hubiera finalizado: «La sed de conocimiento no acaba con los estudios. Siempre hay que continuar aprendiendo. Esa fue la razón por la que nació Floqq».
«Al crear algo no hay certezas; si las hubiera, no estarías creando», afirma Álvaro San-martín, cofundador de Floqq
Los coordinadores del evento se mostraron muy satisfechos con la respuesta de la comunidad universitaria de Sevilla, donde, tras dos años de vida en España, el programa se ha desarrollado por primera vez. El éxito de convocatoria obtenido en Reino Unido y Alemania alentó a la Fundación Telefónica a importar las jornadas, que en el continente europeo se han saldado con más 3.000 proyectos concretos, ha beneficiado directamente a 63.000 jóvenes y ha prestado apoyo personalizado a 9.000 de ellos. En anteriores ediciones, la organización seleccionó 300 de las 1.200 ideas presentadas. Esta vez, su meta estaba fijada en las 600.