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Delante de un mapa del mundo antiguo y con sus manos apoyadas sobre un escritorio de madera nueva, María Limón se presenta como una investigadora del ámbito de las letras. Desde que era niña, su mirada ha estado puesta en el pasado, pues pasó su infancia entre excavaciones gracias al trabajo de arqueólogos de sus padres y a la buena disposición de los amigos de estos, quienes siempre trataban a «Mariquilla» como un paquete más.

En vez de aborrecer la antigüedad por haberla tenido tan presente, María se enamoró de ella y de sus historias, lo que le llevó al estudio de lo clásico, en un momento complejo en el que la sociedad considera que lo que no es práctico no puede ser científico. Aún así, ella niega que el estudio del latín y del griego no sean útiles, puesto que renegar de ellos significa cerrar las puertas al pasado y a la posibilidad de conocer «nuestras raíces». Para esta investigadora, las letras son la puerta de entrada a la cultura, son «una pieza del puzzle que no te puedes saltar». A pesar de que hoy en día parece que todo lo válido necesita tener una utilidad inmediata, María no se olvida de la importancia del bagaje cultural. Defiende conocer lo esencial del antes para entender el presente.

María Limón, en un momento de la entrevista que se realizó en su despacho de la Facultad de Filología.

Aunque los estudios de la cultura clásica clásicos están en decadencia, esta docente sigue invitando a los estudiantes a decantarse por ellos: «lo importante es hacer lo que a uno le gusta. Con ilusión, el esfuerzo siempre pesa menos». Y si no fuese así, María no estaría en este despacho de universidad, hablando con una sonrisa imponente sobre los éxitos y las luchas que esta rama del conocimiento le ha supuesto. Es más, admite publicar pocos artículos porque prefiere investigar solo sobre aquello que le apasiona, ya que de esta manera disfruta del tiempo que le dedica al trabajo.

Limón, tan apegada a lo antiguo, ha sabido adaptarse estupendamente a las nuevas herramientas de la actualidad. En 2018, mientras daba clase a una promoción que no sentía mucho afecto por el latín, optó por usar el Instagram como vía de escape a la desesperación que sufría. Tomando de base memes como «Keep calm and learn latin», María logró conectar con su alumnado, comenzando su andadura en el mundo de las redes sociales, lo que la ha convertido en una docente cercana y accesible.

«Lo importante es hacer lo que a uno le gusta. Con ilusión, el esfuerzo siempre pesa menos»

María Limón, influencer y profesora de Filología Latina en la Universidad de Sevilla

Además, esta nueva herramienta le sirve como ventana para mostrar al mundo cuál es el trabajo de una investigadora de su talento y, sobre todo, le sirve para demostrar, aún sin hacer falta, que ella también hace ciencia. Para esta profesora de lo clásico, el uso de las nuevas tecnologías y de las redes sociales es una manera de divulgar su conocimiento, de acercar a los investigadores y especialistas a las personas que están detrás de las pantallas. Es una oportunidad para abrir el círculo del conocimiento, pero de otra forma y con otro tono. No obstante, también denuncia la falta de calidad divulgativa que hay en las redes sociales: «cualquiera se siente con la autoridad de hablar de cualquier cosa”» razón por la que ella reconoce no compartir nada de lo que no controla.

¿Una investigadora que invierta su tiempo en los textos epigráficos latinos hace Ciencia? María, delante de unas fotos de sus hijas y bajo el cartel «Soy mujer y hago ciencia» responde, sin perder la sonrisa, que esta es una batalla perdida porque para la sociedad lo científico es el hombre con bata blanca, guantes y probetas, una imagen muy alejada de su tarea. A pesar del prejuicio, María, con sus redes sociales, demuestra lo contrario y defiende que el conocimiento de lo clásico y las letras son los mejores cimientos sobre los que construir la casa de todas las ciencias.

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