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La crisis económica ha empequeñecido los presupuestos para Universidades y centros de investigación en España, con el consiguiente perjuicio para los investigadores, especialmente para aquellos que están empezando. Con una inversión anual del 1,24% del PIB, España se sitúa en el furgón de cola europeo y a una distancia abismal de los países que siguen liderando la inversión en I+D: los nórdicos —con Finlandia a la cabeza y todos ellos por encima del 3%—, Alemania (2,94%) y Austria (2,81%). La tendencia a la baja desde 2010 ha ensanchado la brecha respecto a la media europea (2,02% en 2013) y ha disparado el diferencial respecto a los países más avanzados de la UE y del resto del planeta, según datos de Eurostat. Esta situación ha provocado que los jóvenes científicos emigren a otros países buscando una oportunidad de trabajo, iniciándose así el fenómeno que se conoce como fuga de cerebros.

La falta de oportunidades es un lastre para la incorporación de nuevas generaciones científicas a la investigación en España

Una posible solución al problema reside en iniciativas como la que se celebró el 26 de marzo en el Centro de Investigaciones Científicas Isla de la Cartuja, en el que se premiaron los proyectos de tres investigadores menores de 31 años. El premio Ebro Foods CicCartuja surge de una colaboración entre el centro de investigación y la empresa Ebro Foods. Este certamen pretende apoyar a los recién iniciados científicos con inquietudes por emprender una carrera de excelencia en uno de los institutos que componen este centro de investigación sevillano –el Centro de Investigaciones Científicas Isla de la Cartuja y el centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Junta de Andalucía y Universidad de Sevilla-.

Manuel Macías, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla, recibió el primer premio
Manuel Macías, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla, recibió el primer premio

Otro requisito para evaluar sus proyectos consiste en la publicación de artículos científicos en revistas de prestigio y de alto impacto internacional, es decir, aquellas que cuentan con un mayor número de citas y referencias. El acto contó con la presencia de la Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela; el presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo; el Vicerrector de Investigación de la Universidad de Sevilla, Manuel García León y el director del CicCartuja, Miguel Ángel de la Rosa.

Según Isabel Aguilera, «es imprescindible un compromiso entre la empresa privada, la universidad y el resto de la sociedad, para promover la vocación por la investigación»

La edición de este año premió aquellos proyectos dedicados a la nanotecnología, rama del conocimiento a la que se dedicó este certamen. Manuel Macías, que pertenece al Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (ICMS), recibió el primer premio de 10.000€ gracias a la sintetización de un nuevo material, en forma de nanocable, que actúa como una fibra óptica 10.000 veces más pequeña que las actuales. Gracias a la combinación técnicas de vacío y plasma, entre las ventajas de su trabajo se encuentra la reducción de costes, ya que, en palabras del investigador, el plasma se puede utilizar a temperatura ambiente, y no requiere del uso de hornos a altas temperaturas.

Además de este premio, se otorgaron dos accésit de 5.000€ cada uno. El primero lo obtuvo María Isabel Ortiz, del Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis, y el segundo recayó sobre Mohyeddin Assali, del Instituto de Investigaciones Químicas. El primer caso, por el descubrimiento de la existencia de una conexión en el proceso de floración de las plantas y la forma en que metabolizan el almidón, que supondría un avance en la producción de algas con mayor capacidad energética. En el segundo caso, Assali recibió el premio por sus trabajos en el área de los materiales nanométricos, un ámbito de relevancia para la nanomedicina y, en particular, para la mejora de diagnósticos del cáncer.

María Isabel Ortiz, del Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis, recibió un accésit

María Isabel Ortiz opinaba que este tipo de premios motivan a los jóvenes profesionales, porque implican que el trabajo sea reconocido. La falta de oportunidades es un lastre para la incorporación de nuevas generaciones científicas a la investigación en España. «En mi caso, parte de esta tarea de investigación la hice incluso sin cobrar», añade.

En este sentido, Isabel Aguilera, presidenta del Consejo Social de la Universidad de Sevilla, cree imprescindible, en materia de investigación, «un compromiso entre la empresa privada, la universidad y el resto de la sociedad, para promover la vocación por la investigación». Asimismo, Isabel Aguilera indicaba que el Consejo Social de Sevilla tiene sus puertas abiertas «a cualquier empresa que quiera poner en marcha alguna iniciativa».

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