El motivo principal por el que le hemos querido hacer esta entrevista es por la reciente consecución del Premio Javier Benjumea Puigcever 2015. ¿Qué ha significado para usted este galardón?
Los galardonados en ediciones anteriores de este premio han sido profesores míos, compañeros brillantes, o científicos de relevancia que siempre he admirado profundamente. Así que podrá comprender lo que representa para mí recibir el mismo premio que han recibido esas personas que considero únicas.
«Cuando los fluidos son controlados a escala microscópica: una contribución científico-técnica española». Ése es el trabajo que usted ha llevado a cabo para recibir tal distinción. ¿En qué consiste exactamente? ¿Los resultados obtenidos pueden tener aplicación a nivel doméstico?
En el trabajo presentado se describe más bien un panorama general de lo que he conseguido contribuir en mis años de dedicación a la investigación. No es tanto un tratado científico como una memoria de investigación sobre un proyecto de treinta años. Se relatan los diversos descubrimientos y desarrollos realizados, su impacto en la literatura científica y en el campo de investigación mundial, y sobre todo su trascendencia y aplicabilidad desde la vertiente más práctica e industrial. Como en la mayoría de los desarrollos científico-técnicos, la repercusión de los resultados no es apreciable inmediatamente o a simple vista. Por ejemplo, una entre muchísimas de nuestras contribuciones es el mejor sistema actual (que comercializa la multinacional Agilent Technologies) para introducir muestras en espectroscopía atómica, usada en el análisis químico elemental del agua que llega a nuestros grifos y que realiza rutinariamente Emasesa.
En 1998 recibe el Premio Internacional de Investigación en Ciencia de Aerosoles; en 2010, el Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva; ahora, el Premio Javier Benjumea Puigcever. ¿Qué siente un investigador cuando ve que su trabajo prospera y obtiene el reconocimiento que merece?
Bueno, de alguna manera es percibir que uno no muere en el empeño, algo que humanamente reconforta y ayuda mucho a seguir luchando. Además, fundamentalmente le sirve a uno como los destellos de los faros en las tormentas, indicándole a uno que no anda perdido, que va más o menos en rumbo.
¿Ha percibido alguna vez sensación de envidia por parte de compañeros de la profesión?
Es una pregunta muy interesante. Tengo un gran amigo que reacciona curiosamente ante la palabra “envidia”: cuando la oye se para en seco y dice que no está en su diccionario mental, que no la entiende. Sin embargo, es una palabra que refleja uno de los contenidos más universales que existen. Antropológicamente, las sociedades que educan y adiestran a su población desde muy temprano a transformar ese sentimiento negativo en motivaciones positivas (la admiración o la emulación) son actualmente las más avanzadas del planeta. Por el contrario, se sabe bien que aquellas que fomentan la envidia, o son víctimas de líderes manipuladores que la utilizan como herramienta de demagogia para alcanzar el poder o afianzarse en él (por ejemplo, señalando o criminalizando a los “ricos”, etc.), son las sociedades que actualmente se deslizan por la pendiente del empobrecimiento, el envilecimiento y la mayor desigualdad. Pues bien, si he percibido o no ese sentimiento en algunos compañeros creo que es irrelevante: la cuestión debería en realidad ser formulada a los propios compañeros. Concluiría insistiendo en que es un sentimiento que debe educarse y reconvertirse en un motor positivo (no destructivo, como muchos lo utilizan).
¿Cuál ha sido el papel de su familia hasta llegar a ser quien es a día de hoy?
Obviamente, sin mi familia yo no sería absolutamente nadie en este momento. Ellos han entretejido el material de mi vida: desde mis padres, que me obsequiaron con un entorno educativo positivo y constructivo, hasta mi mujer, que me ha provisto de todos los medios emocionales, humanos y materiales para desarrollar mi carrera, y finalmente mis hijos, con quienes he compartido tantas vivencias, y son depositarios de mi cariño y continuidad.
«Un investigador debe tener disciplina, perseverancia, curiosidad, creatividad, y no alimentar la envidia sino la admiración»
Y hablando de familia, ¿de dónde saca el tiempo un investigador de su envergadura, propietario además de una empresa como Ingeniatrics, para conciliar la vida familiar?
Simplemente se trabaja hasta que el cuerpo aguanta, lo más cerca posible de la familia, compartiendo con ellos lo bueno y lo malo.
¿Tiene aficiones, más allá de su campo de estudio, que le permitan desconectar de vez en cuando de su trabajo?
Por supuesto, pero cada vez más abandonadas.
¿Qué cualidades debe tener un investigador para tener una carrera exitosa dentro de su área de conocimiento?
Disciplina, perseverancia, curiosidad y capacidad de observación, creatividad, no alimentar la envidia sino la admiración, una familia que te apoye, y una salud más o menos adecuada, que hay que cuidar…
¿Qué mensaje le lanzaría a los jóvenes estudiantes que desean dedicarse a la investigación?
Que es una de las actividades más nobles y apasionantes que existen para aquellos que son curiosos, observadores, y creativos. Además, enfatizaría que deben siempre pensar en quienes les pagan para dedicarse a ello. Esto quiere decir que deben siempre tener como norte el beneficio social de toda índole (comercial, industrial, sanitario, bienestar, etc.) producto de su trabajo.
¿Con el actual recorte de los distintos gobiernos, se pude seguir investigando en este país? ¿Es un futuro aconsejable, es decir, se puede vivir de la investigación exclusivamente?
Me resulta bastante paradójico el uso actual del término “recortes”. Es curioso observar cómo los gobiernos (estatales o autonómicos) que más “recortes” han hecho jamás hablan de ellos (aun siendo necesarios), mientras que usan el término sin escrúpulo alguno como arma de vapuleo político contra gobiernos de otros colores. Hay que minimizar el despilfarro y el uso irracional de los fondos públicos (que son, digamos, sagrados), promoviendo incentivos y mecanismos sociales positivos y verdaderamente eficaces, como por ejemplo la competitividad. Los análisis más objetivos y menos sectarios demuestran que, en general, las políticas “anti-recortes” (indiscriminadas, discrecionales, o irracionales) acaban siendo des-incentivadoras, o generan incentivos perversos, y se convierten irremisiblemente en las verdaderas causas finales de los “recortes”, un reflejo del empobrecimiento del país en un mundo globalizado, que esas políticas provocan.
«Sólo un país con excedentes financieros de producción puede permitirse la inversión pública y privada en investigación»
Los que más trabajan no tienen tiempo de hablar de recortes. Simplemente se adaptan a las condiciones sobrevenidas, aprietan los dientes, y empujan. Así demuestran lo que valen, mereciendo realmente ser objeto de emulación o de inversión financiera, pudiendo vivir de ello, y contribuyendo positivamente a la sociedad. Por supuesto que se puede seguir investigando en España. Aunque muchos se ven obligados a emigrar a otros países, que dicho sea de paso tienen un mercado laboral más flexible y por tanto más favorable, los que se quedan (o pueden quedarse) demuestran verdadero coraje y no sólo amor a su tierra, sino también visión. Yo considero prioritario luchar en España por conseguir que el mercado laboral se flexibilice por fin lo suficiente para reducir al mínimo el paro, hasta el nivel que exhiben los países más desarrollados. Y creo que esto va convenciendo poco a poco, porque es un principio básico (no me cansaré de repetirlo): un mercado de trabajo rígido y sobre-regulado reduce drásticamente la productividad del tejido industrial y de servicios, y deja en la calle a una masa enorme de gente muy valiosa, que ha costado mucho esfuerzo y dinero formar.
Al final, sólo un país con excedentes financieros de producción (beneficios) puede permitirse la inversión pública y privada en investigación. Y, obviamente, sólo un país democrático con verdadera separación de los tres poderes puede garantizar los mecanismos y condiciones mínimos para que esa inversión absolutamente necesaria florezca.