La de David Pérez es una doble historia de inconformismo. La primera de ellas, de adolescente a universitario, lejos de su localidad natal; y la segunda, de investigador médico a emprendedor –desechando previamente una oferta contractual de cuatro años de un importante centro médico sevillano–. Son actos de renuncia a la zona de confort; eso que comúnmente suele denominarse como «ir a lo seguro» y «buscar la estabilidad», que tanto impera hoy día, más si cabe, en un contexto pandémico, laboralmente caótico.
Una de estas aventuras le llevó a dejar atrás con tan solo 18 años su Ayamonte natal, en la provincia de Huelva, para marchar a estudiar el grado universitario de Bioquímica en la Universidad de Sevilla. Fue duro. David Pérez, sensible a los temas sociales, deseaba estudiar una carrera cuya proyección fuera social. «Quería aportar mi granito de arena desde el campo de la salud, a través de la investigación médica o farmacéutica». La única solución residía en la capital andaluza. «Tuve que dejar atrás, por entonces, a mi entorno más cercano para luchar por cumplir con aquellos propósitos que tenía para mi vida».
La segunda de estas peripecias, sin embargo, ha comenzado a escribirla hace apenas un año, en 2020, cuando dejó a un lado la investigación médica y farmacéutica y decidió emprender, lanzando junto a otros cinco compañeros una start-up, denominada Pentalium Pharma, especializada en medicina terapéutica. Fue una decisión personal. El resultado de una promesa que no era, ni mucho menos, reciente. Ambicionaba embarcarse en un proyecto de emprendimiento cuyos frutos para la sociedad fueran mucho más tangibles.
«Lo más importante es creer en el proyecto: la actitud; si crees realmente en la idea, te comes el mundo»
David Pérez, emprendedor
No todo el mundo vio con bueno ojos la decisión: «no tuve oposición, pero no encontré el apoyo necesario. Muchos de mis amigos y familiares más cercanos me decían: Pero, ¿qué estás haciendo? ¿Estás loco?. Lo veían como algo inseguro». Pese a que esos comentarios le hicieron dudar, supo mantenerse fiel a su plan: crear una empresa que pretende ser «un antes y un después» en el ámbito de la salud, en el que grandes titanes farmacéuticos como Hemps Pharma, Sativida o MyCBD compiten por la hegemonía del mercado.
Tras un duro día de trabajo, David Pérez, un joven conversador, cercano y sumamente afable, luce el atuendo básico de un empresario novel: camisa lisa blanca, pantalón pitillo azul y zapatillas. En una habitación cuyo estilo bien podría ser el de una agencia publicitaria norteamericana, este aguerrido joven vive el momento más dulce de su aún corta etapa como emprendedor. Hace tres meses se lanzó al mercado Pentalium CBD, el primer producto de Pentalium Pharma, la flamante compañía que lidera, y la acogida del público ha sido más que notable. «Ha tenido muy buena aceptación por parte de farmacias y clientes», asegura.
Confiesa que estaban expectantes frente a ello. «Era el trabajo que habíamos hecho durante muchos meses y estábamos deseosos de ver nuestros primeros frutos». Este primer lanzamiento responde a una primera línea de productos ligados a la medicina deportiva y al mundo del deporte. «Pentalium CBD es un producto de uso tópico muy enfocado en el tratamiento articular y muscular». No es una sustancia al uso y cuenta con una más que reseñable innovación. «Entre sus ingredientes se encuentra el cannabidiol (CBD), el componente no psicoactivo de la planta del cannabis, una sustancia sobre la que cada vez hay más publicaciones científicas de renombre que avalan su capacidad terapéutica».
Este primer producto casa con una de las ineludibles pasiones de David Pérez: el deporte, que ha sido su fiel acompañante desde que era pequeño. «Siempre me ha encantado hacer deporte y he intentado mantener esa afición a toda costa durante toda mi vida». Antes practicaba tenis. «Tenía un golpe de derecha mágico», vacila sonriendo. Ahora, mientras concentra todas sus fuerzas para devolver todas las bolas calientes que le manda la vida emprendedora, realiza actividades más convencionales, como ir al gimnasio o correr, que reconoce, son innegociables. «Pese a tener jornadas a veces de 12 horas de trabajo, todos los días, en cuanto salgo de la oficina me marcho a hacer deporte. Siempre he dicho que, para mantener la mente fresca, también se ha de tener en óptimas condiciones el cuerpo. Se ha de mantener el equilibrio entre mente, cuerpo y alma».
Este emprendedor inquieto tampoco ha abandonado los hobbies en los que encuentra la felicidad. «Me gusta leer, ver películas, estar al día de los avances tecnológicos, saber qué ocurre en el mundo…». Y jamás ha descuidado su vida social, pese a que la vida emprendedora hace que tenga menos tiempo que años atrás para su familia y sus amigos. «Desde que estoy en este proyecto, tengo a mi familia y muchos amigos esperando. Por ejemplo, llevo sin volver a mi pueblo desde casi verano –recuerda entristecido–. La demanda de trabajo que tenemos actualmente es tan alta que la mayor parte de los fines de semana me toca trabajar».
«Para mí, emprendedor es aquel que vive como quiere, desarrolla los proyectos que se formula y no se deja llevar por la corriente»
David Pérez, emprendedor
De hecho, este bioquímico onubense ya está plenamente integrado en la vida del emprendedor exitoso. «Cuando te adentras en un proyecto así, lo más importante es creer en el proyecto: la actitud; si crees realmente en la idea, te comes el mundo». También, confiesa que es igualmente importante no hacerse trizas tras los fracasos de la travesía; es fundamental levantarse rápidamente, sin mirar atrás tras cualquier tropiezo. «Tienes que ser fuerte para hacerte ver que, si hoy no sale bien, haces mañana otra campaña. Y, si sale mal la segunda, otra. Seguro que tarde o temprano llegará la que venga cargada de éxito. Yo siempre contemplo la posibilidad del fracaso, y, dentro de 3 meses, quizás esto no llegue a buen puerto, pero no lo vería como un fracaso, porque también es, sin duda, un aprendizaje». Como él mismo explica, la vida del emprendedor es toda una montaña rusa. «Hay días que estoy aquí arriba, y hay otros que estoy anímicamente fatal. Son muchos altibajos; vas subiendo y bajando constantemente. Es indispensable estar preparado para ambas dinámicas».
David Pérez todavía recuerda con nerviosismo aquellos días en los que se decantó por la opción de emprender. Fue todo un acto de heroicidad. En este escenario laboral tan inestable provocado por la pandemia de la Covid-19, tuvo la enorme valentía de renunciar a un contrato de cuatro años como investigador en el hospital sevillano Virgen Macarena. «Era como un contrato fijo, pero lo rechacé. A mis padres no les convencía el proyecto emprendedor y lo veían como «¿Te pasas de investigar a vender cremas?». Lo consideraban algo inseguro». Sin embargo, tras un año de mucho trabajo, en el que él y el equipo de Pentalium Pharma se han adaptado y coordinado perfectamente para simultanear cada semana reuniones presenciales y otras muchas remotas, asegura rotundamente que volvería a decidir una y mil veces lo mismo. «Por cómo soy, estoy 150% seguro de que volvería a emprender».
Ahora, tras una pandemia, es buen momento para lanzar un proyecto, porque la gente ha tenido más tiempo para pensar y dar vueltas a la cabeza. «Hay muchas ganas en la población de hacer cosas nuevas. Mucha gente se está reinventando, replanteándose qué es lo que verdaderamente quiere para su vida, cambiando su rumbo». Tiene, además, su original visión de lo que significa el emprendimiento. «Para mí, emprendedor es aquel que vive como quiere, desarrolla los proyectos que se formula y no se deja llevar por la corriente». No obstante, considera que no todo el mundo está hecho para llevar una vida emprendedora. «Todo el mundo puede emprender, pero no todos están preparados. Para llevarlo a cabo tienes que tener muy claro dónde te vas a meter. Si dudas mucho, mejor espérate y olvídate, porque es un camino que te puede dar muchas alegrías, pero en el que te acompaña muchísimas veces la incertidumbre».
Lanza una recomendación. «Más que emprender, recomiendo a la gente que se tome tiempo para pensar dónde se quieren ver dentro de 15 años y que luche por conseguir ese sueño. Nada es imposible». Lo hace porque él sueña con que le admitan algún día en algún programa que le permita vivir y trabajar en EEUU o Singapur. «No he vivido nunca un tiempo fuera y creo que todo el mundo debe disfrutar de la experiencia de conocer otras culturas». Por ahora, eso sí, solo piensa en asentar y cimentar bien las bases de Pentalium Pharma y de las primeras líneas de productos. «Solo pienso en qué respuestas tendrán los productos, conocer a los consumidores y el mercado, y una vez dominemos todo, poder exportarlo a otros países, por Latinoamérica, Asia y Norteamérica».
Programa Sputnik
El bioquímico David Pérez participó en el programa intensivo de formación de jóvenes talentos denominado Sputnik, apoyado por el Consejo Social de la Universidad de Sevilla. Juan Martínez Barea fue el encargado de informar a este joven emprendedor que, ya en la primera fase, celebrada en marzo de 2020, tenía en la cabeza su idea de lanzar al mercado Pentalium Pharma, la start-up con la que ha lanzado al mercado productos farmacéuticos que utilizan el cannabidiol como principio activo.
En el programa Sputnik, este joven emprendedor encontró el impulso que le faltaba para transformar su idea en una fuente de riqueza. «Recibí un cañonazo de ilusión, porque el proyecto me rondaba la cabeza, pero, gracias a los formadores, aprendí a buscar soluciones a los problemas que se nos plantean y a no venirte abajo». Disponer de una mentalidad inquieta y de una visión global e inconformista son los requisitos fundamentales para aventurarse por los caminos que descubre Sputnik. De hecho, como sostiene David Pérez, ha aprovechado la fase formativa para adquirir contactos que ahora está utilizando para proyectar internacionalmente la difusión de sus productos.