El arte es un vehículo de expresión indispensable desde los orígenes de la humanidad. Es sabido que, a través de él, cualquiera puede sentirse libre de transmitir sus inquietudes y pensamientos más internos. Precisamente esa libertad creadora ofrece multitud de beneficios a aquel que practica la actividad artística, y es por ello que el arte se usa como terapia para pacientes de todo tipo, en especial para aquellos que padecen enfermedades mentales.
Bajo esta premisa, FAISEM (Fundación Pública Andaluza para la Integración Social del Enfermo Mental), la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y el Servicio Andaluz de Salud organizaron en la capital andaluza el I Congreso Nacional de Arte y Salud Mental y el Certamen Nacional de Expresión Artística y Salud Mental durante los meses de octubre y noviembre del pasado año. Un total de 70 obras, realizadas indistintamente por personas con algún tipo de trastorno mental o sin él, fueron expuestas en la Sala Joaquín Turina, espacio cedido por el ICAS. María Arjonilla, profesora de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, nos explica esta fructífera y apasionante relación entre el arte y la salud mental.
