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El grupo de organizadores y colaboradores tras la clausura del evento

Los grandes cambios suceden a raíz de la transformación de la propia perspectiva: la realidad contiene innumerables matices que no son inmutables. Un nuevo enfoque o un cambio de visión son capaces de modificarlo todo. Este fue el espíritu de la primera edición del evento TEDx Universidad de Sevilla #CambiaElEnfoque, celebrado el pasado 21 de octubre en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI). Las siglas TED responden a tres variables: Tecnología, Entretenimiento y Diseño. Esta organización estadounidense lleva a cabo innovadores eventos en los que algunos de los pensadores y emprendedores más importantes comparten ideas que son fuente de inspiración para cambiar el mundo, canalizadas en amenas charlas que apenas superan los 20 minutos. Estos discursos se difunden a través de la plataforma de vídeos YouTube y se hacen virales en todo el mundo.

Los alumnos de la Universidad de Sevilla se han impregnado de la esencia de este evento, cuyos objetivos consisten en atrapar buenas ideas que, como señala el propio lema de TED, merezca la pena difundir, además de compartir conocimientos y trabajar conjuntamente. La extrapolación al ámbito local y el carácter independiente de su organización hizo que estas charlas, en concreto, se circunscribieran a la modalidad TEDx.

«Participé en un evento TED como voluntario en la Universidad de Nantes, en Francia, me quedé con la idea y pensé: ¿por qué no somos capaces de hacerlo nosotros también aquí?», comenta Enrique Hinojosa, coorganizador del evento en la Universidad de Sevilla. Así surgió la idea que más tarde se pondría en pie cuando él y otros compañeros presentaron su proyecto a un concurso de ideas de negocio: «Es cierto que no era una idea de negocio, pero era la vía que teníamos de conseguir el espacio físico, una sala en la que reunirnos, y la universidad accedió. Tiene casi toda la estructura de una startup, pero sin remuneración», señala Rafael Chico, organizador del TEDx Universidad de Sevilla.

«Había que seguir algunas pautas proporcionadas por TED, entre ellas, la duración de las charlas, que no podía extenderse más de doce minutos», señala uno de los organizadores del evento

El proyecto se materializó con la implicación de ocho voluntarios que conformaron el equipo organizativo, gestionando cada uno de ellos un área de trabajo: comunicación, logística, marketing, patrocinadores y presupuesto, etc. El proyecto también fue posible gracias a la ayuda de más de una treintena de colaboradores que se distribuyeron entre los diferentes campos de trabajo, todo ello coordinado por Rafael Chico. «Era muy llamativo ver que la gente pasaba por la puerta del taller y entraba para ayudar. Encontrar amigos que no eran colaboradores pero se pasaban a echar una mano, fue increíble. La gente se volcó», apunta Chico.

Para elegir a los ponentes se optó por un procedimiento mixto. Por un lado, se abrió un call for speaker totalmente libre, al que cualquier persona podía acceder. Sin embargo, los propios organizadores también llevaron su propuesta a figuras representativas de los valores de TED en Sevilla. Para seleccionar a los ocho ponentes que finalmente protagonizaron TEDx, estos tuvieron que rellenar un cuestionario cuya clave residía en la consistencia de la idea que se quería transmitir. El proceso de preparación del speech de cada uno de ellos se realizó a través de un sistema de coaching. Es decir, a cada ponente se le asoció un coach o entrenador con el que trabajó durante todo el proceso. La función del preparador era guiar al participante hacia la filosofía general del proyecto. En cada una de las charlas la idea principal debía contribuir a crear el espíritu «Cambia el enfoque». Además, se debían seguir unas pautas y consejos proporcionados por la organización TED, por ejemplo, el tiempo máximo para cada charla debía ser de veinte minutos, aunque luego se redujo a doce.

«Los coaches nos ayudaron a darle un toque de magia a nuestras charlas, pero también revisan que la presentación esté alineada con las reglas de TEDx. Nos daban algunos trucos, como repetir las cosas importantes o mantener los silencios, y nos recordaban que el ponente no puede ser el héroe», cuenta la ponente Rocío García, fundadora de Design Thinking en Español. Ella comenzó su speech narrando la historia de una joven que superó multitud de barreras para conseguir su sueño. Finalmente desveló que se trataba de ella misma. Como esta, cada ponente usó una estrategia diferente para llamar la atención de los visitantes y, a la vez, cambiar su visión del mundo.

«233» es el nombre artístico del catalizador social Ramón Blanco-Barrera, quien resaltó la importancia de las artes en la enseñanza mediante un llamativo show que culminó convertido en Supermán. Igual de llamativo resultó el speech de Bruno Moioli, doctor en Psicología, quien transmitió que la llave del éxito y de los sueños reside en el talento y dirigió un «curso avanzado de vuelo para constructores de sueños» durante el cual el público hizo volar sus deseos escritos en improvisados aviones de papel.

Benito Sánchez-Montañés, doctor en Arquitectura, concienció a los presentes de la importancia de evolucionar hacia la idea de resiliencia para que Sevilla siga siendo una ciudad viable. Pablo Vidarte también habló sobre innovación tecnológica y su importancia radical en todos los ámbitos en el futuro. En la misma línea, aunque en el campo de la comunicación, se situó el publicista Lorenzo Bennasar, Premio Nacional de Diseño, quien afirmó que «la sociedad de la información y la tecnología están devolviendo al ser humano la posibilidad de comunicarse de forma audiovisual». Julio Muñoz, más conocido como Rancio Sevillano, dio una lección impregnada de gotas de humor sobre los estereotipos que lacran la ciudad de Sevilla en contraposición con la realidad: «bajo una imagen de folklore, hay toda una actividad cultural», sentenció.

Pero no todos las intervenciones fueron de corte clásico. El público se emocionó sobremanera con el lenguaje más universal: la música. El sexteto Ágora.Lab logró trasladar al público a un concierto de música clásica. El grupo, dirigido por el profesor José María Redondo e integrado por Ángela Rodríguez Gema (violín primero), María Losana Arévalo (violín segundo), Miriam Gallardo Cano (viola), Rosa V. García Varela (violonchelo), Elena Farratell Ruiz (contrabajo) y Óscar Vicente Sánchez (piano), intercaló en su intervención varias piezas musicales, rescatadas del olvido, que se perdieron durante la Guerra Civil. Tal y como señaló el director del sexteto, su misión es «recuperar y divulgar nuestro patrimonio de la música clásica más cercana y popular, porque la calidad no reside solo en las grandes obras».

Alrededor de 100 personas asistieron como público al evento. Este fue otro requisito de la organización TED. «Son pocos, pero a la vez es una guía para que no se te vaya de las manos. Al final, cien personas que se emocionan parecen trescientas en satisfacción», comenta el organizador, Rafael Chico. Las entradas, por su parte, estaban disponibles a través de una plataforma que permitía su obtención de manera completamente libre. «Intentamos anunciarlo mucho dentro de la Universidad porque era el público que nos interesaba. Queríamos que fuese gente joven y de la Universidad. Precisamente por ello se explica el precio», añade. Asistir a este primer evento TEDx costaba veinte euros, a diferencia de otros donde el precio es más elevado, y esto fue posible gracias la búsqueda de patrocinadores, entre los que se encontraba el Consejo Social de la Universidad de Sevilla, institución que impulsó la actividad dentro de su programa Conoce.

El público adquiere un papel fundamental, pues se le da la oportunidad de participar transmitiendo sus sensaciones, pensamientos o sentimientos

Otro de los objetivos fundamentales del equipo organizador era dar a conocer este tipo de proyectos entre la comunidad estudiantil. «La gente lo conocía por clases de inglés, les sonaba por haber visto algún vídeo en YouTube, pero no sabían exactamente lo que era. El desconocimiento era general, y creo que lo hemos solucionado después del evento. La gente lo conoce, lo identifica y tiene muchas ganas de que siga adelante», señala Enrique Hinojosa.

Pero el evento no acabó ahí. El elemento más innovador fue el aftertalk, donde ponentes y visitantes pudieron comentar los aspectos más interesantes en una comunicación cercana y personal durante un distendido aperitivo. «Esto significa que las ideas son lo suficientemente buenas para inspirar, remover y compartir un punto de vista respecto a esa idea», comenta el organizador. Esto lleva a los ponentes a sentirse motivados porque ven que sus ideas calan, se expanden y se convierten en el germen de otras.

Los asistentes escribieron sus sueños en aviones de papel durante la charla de Bruno Moioli

La audiencia, por su parte, cobra un papel fundamental y se destierra aquella tradición de oyente pasivo, dándole la oportunidad de participar transmitiendo sus sensaciones, pensamientos o sentimientos. Al final del evento, los asistentes plasmaron en un formulario su satisfacción plena, ya que «todos los comentarios fueron muy positivos», comenta entusiasmado Chico, quien añade: «la satisfacción también se mide por la cantidad de gente que se acerca a hablarte después del evento y te dice que le ha encantado».

Los organizadores resaltan que la repercusión del evento empieza en el momento en que los vídeos de los speeches llegan a la gente a través de YouTube. «Queremos que se involucre mucha gente, ya no solo el día del evento, sino que también participe activamente y lo construya; los estudiantes tienen que tener esa oportunidad. Se trata de una formación que no hay en ningún otro sitio”, señala el organizador. Así, tras la reciente subida de los vídeos, ha comenzado a propagarse el espíritu esperanzador de «Cambia el Enfoque», así como la magia de compartir la sabiduría y el conocimiento en comunidad. Por ello, como aseveran sus organizadores, «el proyecto irá a más, seguro».

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