Del 24 al 29 del próximo mes de abril se celebrará la vigésimo segunda edición del Salón del Estudiante y Ferisport, que la Universidad de Sevilla organiza en el Complejo Deportivo Universitario Los Bermejales para mostrar y orientar a los estudiantes de secundaria y bachillerato acerca de las carreras que pueden estudiar en la institución hispalense. Una de las facultades que despierta más interés entre los estudiantes es la Facultad de Química, que realiza una serie de actividades prácticas y atractivas para acercarse a las jóvenes promesas de la investigación. Fundada a mediados del siglo XIX como Facultad de Ciencias de Sevilla, el paso de los años y las nuevas formas de aprendizaje han ido transformando la Facultad de Química en lo que, a día de hoy, su decana, Pilar Malet, define como «una manera especial» de aplicar un grado universitario, ya que cuenta con «sesiones de grupos más pequeños y con mayor participación de todos los estudiantes».
Entre 2003 y 2008 se realizó un estudio para «cambiar la metodología y evitar así que todas las clases fueran presenciales». Se buscaba que los alumnos pudieran contar con horas de actividades y seminarios más dinámicos. El positivo resultado, como revela el vicedecano de Innovación y Ordenación, Juan Luis Pérez Bernal, ha logrado aumentar al número de alumnos que solicitan el grado en Química. «Teníamos una tasa de graduación bastante baja en la licenciatura, pero ahora -se felicita-, en una carrera como esta, que es difícil, el número de graduados está en el 35%».
«la nota de corte está subiendo, la media de egresados es alta y sigue creciendo, más que en otras provincias, porque esta Facultad tiene fama», destacan desde la delegación de alumnos del centro
Otro factor que ha beneficiado este aumento de matriculados ha sido la campaña de actividades que la Facultad realiza para difundir el conocimiento científico. Entre ellas destacan Quifibiomat, un salón para jóvenes interesados en la química, la física, la biología y las matemáticas; las Jornadas de Laboratorio, en las que los chicos y chicas de secundaria están invitados a hacer uso de los laboratorios de la facultad y en los que practican experimentos científicos; y se complementan con la Semana de la Ciencia, la Noche de los Investigadores y el Salón del Estudiante. Águeda María Sánchez Martín, miembro de la Delegación de Alumnos y de la Junta de Centro, confiesa que «a los estudiantes de bachillerato les atraen las reacciones explosivas tipo El Hombre de Negro. Con eso se acerca gente aquí a Química, y notamos que funciona. Incluso la nota de corte está subiendo, la media de egresados es alta y sigue creciendo más que en otras provincias porque esta Facultad tiene fama».
La Facultad de Química, gracias a la nueva metodología de trabajo iniciada por la anterior decana, María Ángeles Álvarez, cuenta con el plan de Trabajo Final de Grado más amplio de la Universidad de Sevilla: consta de 18 créditos, debe realizarse de forma individual y resolver un problema químico desde su origen. «El problema es que no están financiados y tiramos de los recursos de los proyectos», lamenta la vicedecana de ordenación académica, María Pilar Tejero.
Pero lejos de realizar críticas, los estudiantes de la Facultad valoran muy positivamente la gestión de recursos del centro. Así, Juan Manuel García García, miembro de la Delegación de Alumnos y Junta de Centro, cuenta que «la Facultad se va renovando poco a poco, y no solo la infraestructura, pues la vicedecana de ordenación, que es la que organiza los seminarios, prácticas y exámenes, hace las cosas bien, incluso teniendo que compartir los laboratorios con otras facultades».
Actualmente el grado en Química es uno de los que más oportunidades ofrece en el mercado laboral, ofreciendo posibilidades laborales en la «industria, en la fabricación de productos manufacturados, procesados de materias, laboratorios», explica el vicedecano de Innovación y Ordenación. Por lo tanto, y como expone la decana, Pilar Malet, este amplio abanico se ve reflejado en las prácticas de empresa de la Facultad de Química. «De nuestros egresados, el 75% han hecho prácticas en empresas», asegura. A pesar de ello, son los licenciados y aquellos que han cursado algún máster los que tienen más inserción en el mercado laboral, puesto que los empresarios aún prefieren a las «generaciones de la vieja escuela».
También las investigaciones que desarrollan los grupos que conforman los diferentes departamentos de la Facultad de Química obtienen reconocimiento. Recientemente, el Equipo de Investigación de Química Teórica del Departamento de Química Física de la Universidad de Sevilla ha desarrollado un catalizador que convierte el Dióxido de Carbono en combustible. Su director, Jesús Graciani, explica que, gracias al descubrimiento de dicho catalizador, el combustible, que en principio es un desecho de la materia fósil y perjudicial para el medioambiente, se transforma, mediante reacciones químicas, en sustancias energéticamente limpias y sostenibles.
El desarrollo de esta investigación, tal y como relata Graciani, ha sido posible gracias a la colaboración de la Universidad de Sevilla, pues ha proporcionado los espacios necesarios para trabajar en el proyecto y ha corrido con los gastos que conlleva una investigación de esta índole. Según el responsable, el resultado ha sido positivo para la Universidad, puesto que la investigación ha sido publicada en la revista Science, lo que da prestigio a la Universidad de Sevilla y a España en los rankings internacionales. Aún así, Graciani manifiesta que la ciencia no posee la ayuda estatal necesaria y sufre muchas trabas administrativas. «Urge despolitizar la ciencia, y apoyarla», pero celebra que en la Facultad de Química se haya intentado «minimizar el impacto negativo» a pesar de todo.
La Delegación de Alumnos hace lo propio facilitando las cosas a los estudiantes. Así, lograron que hubiera alumnos representados en la comisión del trabajo de fin de grado, «algo que sí nos enorgullece es que los equipos de la Facultad de las ligas internas tienen pagadas sus equipaciones y las inscripciones», cuenta Pedro Zafra Morales, miembro de la Delegación de Alumnos y de la Junta de Centro. También se conceden becas de copistería, que rondan los 36 euros anuales para fotocopias, cuya financiación sale en parte de la Delegación, del Decanato y de la copistería. «Este año se han concedido 55 becas, que bien administradas, duran todo el curso y ayudan para imprimir informes y trabajos de fin de grado», cuenta.
«TENEMOS MUCHA ILUSIÓN POR la nueva titulación de DOBLE GRADO CON MÁSTER EN LA UNIVERSIDAD DE eSTRASBURGO, YA QUE TIENE MUCHO PRESTIGIO», RECONOCE LA DECANA
En la Facultad de Química conocen cuán importante es desarrollar tesis doctorales y que, a pesar de ser tan primordial, muchas de ellas se quedan sin terminar debido al matiz económico. Según Pilar Malet, «el número de tesis doctorales ha caído» debido a la disminución de becas: «Si no tienes dinero para estar tres o cuatro años investigando en una tesis doctoral, te vas a otro lado». Para contrarrestar, la facultad ha incluido en su plan de estudios una doble titulación de grado con un máster en Estrasburgo. «Tenemos mucha ilusión porque la de Estrasburgo es una universidad con un prestigio extraordinario», explica la decana. «Este proyecto está firmado y seguimos trabajando para actualizarnos y formar una élite científica cuyo origen sea la Facultad de Química de la Universidad de Sevilla», concluye Malet.