Todavía es posible encontrar en las salas un cine diferente que apuesta por resistirse a las grandes historias de Hollywood; un cine que mantiene un carácter inconformista e independiente, que huye del espectáculo, de las megaproducciones y los efectos especiales. Esta apuesta no renuncia a la calidad formal a nivel narrativo y técnico, pero no siempre resulta fácil ir a contracorriente. La cineasta extremeña María Pérez señala que se hace cuesta arriba dirigir una segunda película después de la primera. «A mí no me gusta lamentarme, pero la situación para los nuevos cineastas que se están abriendo paso no es nada positiva».
Frente a producciones cinematográficas, que generan una recaudación millonaria, que se dirigen a un grupo tan amplio de personas y que son tan ambiciosas como la recién estrenada Deadpool o las próximas entregas de la franquicia Marvel, ¿existe espacio para el cine alternativo?
«La situación para los nuevos cineastas que se están abriendo paso no es nada positiva», se lamenta la directora extremeña María Pérez
Los expertos consideran que existen huecos para estas producciones que buscan provocar la reflexión en los espectadores; sin embargo, defienden que aún falta mucho por hacer. Según afirma el director sevillano Fernando Franco, una parte de los espectadores no está preparada para consumir este tipo de producciones porque «hay una carencia enorme en relación a la formación audiovisual. La educación actual no prepara la retina de los espectadores, no tiende al debate; no concibe el cine como una herramienta de reflexión».
Los datos sobre la producción de películas en nuestro país reflejan lo contrario. En 2013 se publicó el último informe de la UNESCO sobre la industria cinematográfica, donde se muestra que España se encuentra entre los mayores productores mundiales de cine en títulos por año, ocupando el noveno puesto. Desde 2005 el número de películas producidas en España ha aumentado en un 40%, según aparece en el informe.
Una alternativa muy apetecible para dar a conocer estas propuestas audiovisuales al público y, también, a las distribuidoras, son los festivales, que se alzan como un gran apoyo al cine de resistencia; de hecho, en la última edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, celebrada en noviembre de 2015, hubo doce películas de producción española en concurso, que compitieron por el Giraldillo de Oro. «El nuevo cine español tiene su lugar natural en este festival y este año, como novedad, se abre al público universitario», apuntó José Luis Cienfuegos, el director del evento, durante la presentación del mismo.
Con el objetivo de que los estudiantes universitarios y el público en general pudieran conocer estas tendencias audiovisuales, el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS) puso en marcha el seminario «Otras narrativas de resistencia. Acercamiento al nuevo cine español» en el marco del Festival de Cine Europeo. «Lo que planteamos es que el público que no conocía esta sección tuviese la oportunidad no sólo de ver las películas, sino de conversar con los directores para que saciasen sus inquietudes», señaló Sergio Cobo, coordinador de esta actividad y profesor de Comunicación Audiovisual en la Hispalense.
También, este tipo de iniciativas se presentan como una oportunidad para que estas películas encuentren distribuidora y se puedan proyectar en un mayor número de salas de cine. En relación con esta oportunidad de negocio para los cineastas, Cienfuegos indicó que la influencia del festival crece cada año; señalando que la pasada edición se contó con más de treinta programadores acreditados, en comparación con la edición de 2011 donde sólo hubo seis.
Los festivales y las salas de cine convencionales no son el único escaparate que permite que estas producciones lleguen al público. «Siempre ha sido un poco dramático el tema de la distribución y la exhibición de determinados tipos de películas. Porque está claro que hacer una película no consiste sólo en hacerla, sino también en poder mostrarla», en palabras del director Gabriel Azorín, para quien la existencia de la cineteca, entendida como el lugar al que gente puede ir a ver estos títulos, supone también un gran avance. En estas salas, en las que se muestran películas de no ficción y documentales, se da cita el grueso del público que apuesta por el cine de resitencia, apostilla Azorín.
Según el director sevillano Fernando Franco, «la educación actual no prepara la retina de los espectadores ni concibe el cine como una herramienta de reflexión»
A pesar de las dificultades, la visión de estos jóvenes directores y el de sus compañeros es positiva. “Me gusta mucho el momento cinematográfico que me ha tocado vivir porque creo que es muy interesante. Se están haciendo muy buenas películas y no quiero tirar por tierra el papel de los compañeros que están haciendo cine español y apuestan por cosas muy diferentes”, concluye María Pérez.