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Maribel García, Gregorio Moscoso y Carlos Ginés son tres jóvenes emprendedores andaluces que detectaron una necesidad en el mercado y ofrecieron una solución. Así vio la luz DiggerApp. Los tres son licenciados en Ingeniería Informática y tomaron como base una idea previa de Carlos denominada el «decisómetro». Tras dos años de maduración, decidieron retomarla, ampliarla y mejorarla. «Como Apple y otras grandes empresas empezamos en nuestro garaje, que en nuestro caso era nuestro salón», comentan entre risas. Cansados de trabajos que no los llenaban y deseosos de aportar algo más a la sociedad, se lanzaron a la aventura de emprender. Esas ganas de no quedarse parados fue su chispa que, aseguran, es necesaria para dar el primer paso.

DiggerApp es una aplicación que ayuda a las personas a tomar decisiones en grupo y permite que todas las opiniones se escuchen por igual. El resultado es una forma de decidir más rápida y directa. Su aplicación, a diferencia de otras ya existentes, permite a los usuarios dar su opinión de una forma más participativa, con un sistema de valoración que va más allá del sí y el no, y que, además, es capaz de mostrar el grado exacto de desacuerdo del usuario con una propuesta del grupo. «El comportamiento humano es muy complejo, por lo que queremos elaborar un algoritmo bien definido que prevea todas las opciones. Así, entre multitud de parámetros, la aplicación puede decirnos cuál es la mejor opción para el grupo», explica Carlos Ginés.

En la imagen, los creadores de DiggerApp, una aplicación que agiliza la toma de decisiones en grupo
En la imagen, los creadores de DiggerApp, una aplicación que agiliza la toma de decisiones en grupo

Pero toda esta idea no habría podido llevarse a cabo sin la ayuda de El Cubo, un espacio de emprendimiento para startups, también conocidas como empresas emergentes. Para llegar hasta aquí, los jóvenes creadores de DiggerApp tuvieron que investigar el mercado, ir a diferentes eventos de emprendedores y presentarse a diversas convocatorias, cada una con sus propios requisitos. Aunque sostienen que los comienzos fueron difíciles, ahora se sienten muy satisfechos. Para Maribel García, «los compañeros se ayudan mucho mutuamente y la especialización nos facilita conocer ciertos temas que nos son más desconocidos. Los mentores de El Cubo se implican mucho, te acompañan y se preocupan de que tu proyecto salga adelante». También, gracias a espacios como éste, sostiene la emprendedora «conoces a mucha gente que o bien pueden ser clientes potenciales o bien te asesoran porque están atravesando por la misma fase. Así ambas empresas crecen al unísono».

El Cubo es el primer espacio dedicado al crowdworking (trabajo compartido) en Andalucía, un lugar en el que se ofrece a los jóvenes emprendedores las herramientas, técnicas y conocimientos necesarios para poder desarrollar sus propios proyectos. Así, las startups que se instalan en El Cubo gozan de todos los recursos y materiales necesarios con los que hacer progresar sus proyectos. Es un lugar de alto rendimiento donde los emprendedores adquieren metodologías de crecimiento aportadas por mentores especializados que les acompañan durante el proceso de madurez de su proyecto. El Cubo, que también recibe la denominación de Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE), está especializado en proyectos de base científica y tecnológica y convierte ideas en empresas competitivas, sólidas y atractivas a la vista del mercado global.

«Este CADE técnico es  un espacio abierto donde las empresas se conocen, se relacionan entre ellas y pueden llegar a complementarse», explica ismael santiago

El espacio crowdworking, situado en el Parque Científico Tecnológico Cartuja, en Sevilla, es el primero creado por Andalucía Open Future, una iniciativa resultante de la colaboración entre Telefónica y la Junta de Andalucía. Esta iniciativa fue creada para ayudar a proyectos emprendedores en las etapas de desarrollo de sus ideas y, sobre todo, para crear proyectos que llamen la atención de inversores locales e internacionales. Las empresas que comienzan su andadura en la iniciativa Open Future son, mayoritariamente, aquéllas que se encuentran dentro de áreas tecnológicas e innovadoras como Internet of Things y ciudades inteligentes, eHealth -del ámbito de la salud-, turismo, hostelería, agrotech y servicios a través de internet.

En la imagen, responsables técnicos de El Cubo, cuya labor consiste en tutorizar los proyectos
En la imagen, responsables técnicos de El Cubo, cuya labor consiste en tutorizar los proyectos

El responsable técnico de este CADE, Ismael Santiago, cuya labor consiste en la tutorización y apoyo a los proyectos emprendedores, menciona que uno de los beneficios que aporta un espacio como El Cubo es la sinergia que surge entre las diferentes empresas que lo conforman. «La peculiaridad de este CADE técnico reside en que es un espacio abierto donde las empresas se conocen, se relacionan entre ellas y pueden llegar a complementarse, convirtiéndose así en socias unas de otras». El Cubo, además, se nutre de proyectos e ideas que se originan en la universidad, por lo que le otorga a esta institución un papel fundamental en la selección de proyectos emprendedores.

De entre todas las startups, algunas se presentan como las «favoritas», según el responsable técnico de El Cubo. Así, Skylife Engineering, ubicada en el Parque Tecnológico Espacial de Sevilla, se sitúa como una de las principales empresas de aviónica en el ámbito nacional, y Secmotic, cuya tecnología está relacionada con La Nube y, como asegura Ismael Santiago, «va a dar mucho de qué hablar en los próximos meses».

«Como la responsabilidad es nuestra, no hace falta que nos exijan más de lo que ya nos exigimos nosotros», afirma uno de los emprendedores

Otra de estas empresas favoritas es EMAN Ingeniería, creada por los hermanos Joaquín y Fernando Mañes y Antonio y Juan José Vargas. Como explican en su página web, EMAN se posiciona en el sector industrial como una empresa dedicada al diseño, instalación y puesta en marcha de proyectos innovadores y favorables para el medio ambiente. Según cuentan sus responsables, sus trabajos de desarrollo, cálculo y comprobación, se centran en procesos industriales de media temperatura, un sector que no había sido abarcado en España hasta ahora. «El hecho de ofrecer un producto sin competidores nos da la confianza y tranquilidad de mostrar algo totalmente distinto a los demás», afirma Fernando Mañes.

Su experiencia en el Cubo, afirman casi al unísono, es satisfactoria. «Es como un punto intermedio, no es un lugar donde puedas estar relajado totalmente, yendo a tus anchas como en tu casa, pero tampoco es un despacho, en el que estás constantemente firmando papeles», confiesa Joaquín Mañes.

Decidieron probar en el coworking al darse cuenta de que las empresas emprendedoras como la suya apenas podían beneficiarse de las ayudas estatales y autonómicas, puesto que para las PYMES resulta complicado acceder a este tipo de subvenciones que están destinadas a las grandes empresas. «Es un proceso lento, que a veces no compensa, lo que dificulta la consolidación de EMAN», se lamenta Fernando Mañes.

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Fernando Mañes, uno de los fundadores de EMAN Ingeniería, empresa del sector energético

Desde que consiguieron entrar en El Cubo, aprovechan al máximo sus espacios y también aprenden de sus compañeros de espacio. «Lo primero que hemos descubierto es la diferencia entre trabajar para otros y trabajar para ti», afirma Juan José Vargas, haciendo referencia a la clave del networking: conocer y ser conocido. «La sinergia que se respira en espacios como El Cubo es necesaria sobre todo para empresas emprendedoras como EMAN. ¿Quién sabe cuándo y qué puedes necesitar de otras empresas».

Lo que más aprecian de El Cubo es la independencia para trabajar que poseen, a pesar de que haya figuras como Ismael Santiago cuyo trabajo sea asesorar y tutorizar cada plan que entra en El Cubo. «El proyecto es nuestro, el riesgo es nuestro. Y, como la responsabilidad es nuestra, no es necesario que nos exijan más de lo que ya nos exigimos nosotros», afirma Antonio Vargas.

Recientemente, EMAN ha participado en concursos como Cobre las Cruces, Red Emprende Cruzcampo, Andalucía Emprende o Fireware, en el que consiguieron posicionarse entre los finalistas de entre 60 proyectos presentados.

En poco tiempo, El Cubo se ha transformado en un lugar de intercambio de ideas y se ha convertido en el mejor espacio para canalizar los proyectos emprendedores de jóvenes inquietos que pretender crear riqueza a partir de su esfuerzo, inteligencia y dedicación.

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