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El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico está restaurando la Biblia de 42 líneas mediante la fluorescencia de rayos X, una técnica no destructiva

En el mundo sólo se conservan 49 ejemplares de la Biblia de Gutenberg, una de las joyas bibliográficas más trascendentales de la historia. Esta obra marcó un punto de inflexión en el modo de hacer y difundir los libros, al mismo tiempo que abrió paso a la Edad Moderna. España tan sólo posee dos de estos incunables: uno completo lo custodia la Biblioteca Pública Provincial de Burgos y, el otro, del que sólo se dispone el Nuevo Testamento y que actualmente está sometiéndose a un proceso de restauración no agresivo, se encuentra en la Biblioteca General de la Universidad de Sevilla (BUS).

También conocida como la Biblia de 42 líneas o Biblia de Mazarino, es el primer libro impreso de la historia y una de las piezas que compone el tesoro literario y documental de la Hispalense. El ejemplar, que forma parte de los 330 incunables conservados en el Fondo Antiguo de la BUS, suele estar protegido en el sótano del Rectorado, aunque actualmente está siendo sometido a un proceso de restauración por parte del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH).

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Entre los 330 incunables que se conservan en la BUS destacan El sueño de Polifilo o La crónica de Núremberg

El libro que inaugura la historia de la imprenta de los tipos móviles en el siglo XV se encuentra en un estado aceptable, aunque presenta algunas alteraciones que son consecuencia del paso del tiempo. Una de las restauradoras del IAPH, Mónica Santos, señala que este volumen presenta algunas disgregaciones de las tintas y los pigmentos, suciedad y manchas de oxidación y humedad. Además, el papel sufre pequeñas lagunas provocadas por insectos y es necesario reforzar la encuadernación.

La química del IAPH, Auxiliadora Gómez, explica que la principal novedad para el tratamiento de este ejemplar es el análisis de la composición de los materiales sin necesidad de tomar muestras: «Vamos a utilizar la fluorescencia de rayos X, una técnica no destructiva». Gómez recalca que este estudio se está realizando con un grupo de investigación del Departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química agrícola de la Facultad de Química de la Hispalense.

Auxiliadora Gómez y su equipo del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico encargado de restaurar la Biblia

El director del Fondo Antiguo e Histórico de la Universidad de Sevilla, Eduardo Peñalver, fue quien alertó de las digregaciones de los pigmentos de la Biblia y solicitó su restauración. El órgano que dirige se encarga de llevar a cabo todo el proceso técnico ligado a los materiales bibliográficos, entre los que destacan la catalogación, la organización de la reprografía, la reproducción impresa de los documentos, el servicio de consulta e información bibliográfica y, sobre todo, la restauración y conservación de los mismos.

Desde 2004, Peñalver está haciendo hincapié en la digitalización de sus fondos, consciente de la importancia patrimonial de su amplio catálogo y del auge de Internet como principal método de difusión. El primer criterio fue digitalizar lo que se considera como la parte más valiosa de la biblioteca por definición, es decir, la colección de incunables. Posteriormente, «hicimos selecciones de tipo temático para ir acotando la colección», comenta Peñalver. Este contenido está al alcance de todo usuario que visite el portal web de la biblioteca, en el que ya se hallan disponibles los primeros libros impresos de la Sevilla del siglo XVI; una extensa colección de relaciones de sucesos; las comedias sueltas de los siglos XVII y XVIII; o todas las obras que presentan mapas o atlas. En la actualidad el proceso de digitalización se está enfocando hacia los manuscritos, debido al valor intrínseco que guardan al ser ejemplares únicos.

Las piezas más valiosas están a medio camino entre los libros de una biblioteca pública y las obras de arte de un museo

Las visitas al Fondo Antiguo no tienen por qué ser sólo virtuales. Cualquier ciudadano, aunque no forme parte de la comunidad universitaria, puede conocer de primera mano sus instalaciones. «Ponemos especial cuidado en las piezas más valiosas porque están a medio camino entre los libros de una biblioteca pública y las obras de arte de un museo», recalca el director, y añade que, aunque el Fondo es «territorio de investigadores», últimamente se están popularizando las visitas en grupo.

Las políticas dirigidas hacia la visibilidad del patrimonio bibliográfico de la Hispalense se asientan tanto en el interés histórico público como en la relevancia para la investigación. «Todos los años hacemos una o dos exposiciones», señala Peñalver. Algunas de ellas son virtuales, por ejemplo, una sobre los libros prohibidos por la Inquisición, y se pueden visitar en expobus.us.es. Además, el Fondo Antiguo tiene un blog  (fondoantiguo.blogspot.com.es) donde se publican noticias y se propicia la comunicación directa con el usuario.

Eduardo Peñalver, director del Fondo Antiguo e Histórico de la Universidad de Sevilla

El fondo antiguo

El tesoro bibliográfico de la Universidad de Sevilla cuenta con una colección de 60.000 ejemplares. A los 330 incunables, entre los que destacan El sueño de Polifilo o La crónica de Núremberg, se unen libros anteriores al año 1900 así como mapas, grabados, manuscritos, primeros fascímiles y documentación histórica. Un legado repartido entre las estanterías de las cuatro plantas de las que dispone el Fondo Antiguo y Archivo Histórico de la Hispalense, dentro de las cuales se habilita una zona de acceso restringido con armarios de seguridad especial para la protección de las joyas más valiosas.

El Fondo Antiguo cuenta con toda la documentación que recoge la historia de la Hispalense desde que su fundación en el siglo XVI: «Tenemos las Bulas fundacionales del Papa Julio II, las actas de Juntas de Facultad e incluso los expedientes de limpieza de sangre», afirma Eduardo Peñalver, director de la institución.

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