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Juan de la Torre y Javier Ramos, promotores de Heymdall

En la última edición -la undécima- del Concurso de Ideas de Negocio de la Universidad de Sevilla, el Consejo Social premió a los dos proyectos de mayor impacto social. La primera idea de negocio, Higeapps, planteaba el desarrollo de una empresa mHealth destinada a crear aplicaciones sanitarias para teléfonos móviles, una dedicada al entrenamiento cognitivo de personas con demencia y otra, a la rehabilitación de la mano traumatológica y neurológica. Su promotor es Jesús Blanquero, estudiante de Doctorado de la Facultad de Fisioterapia.

La segunda idea de negocio premiada por el Consejo Social fue Heymdall (antes Mudimo), una startup dedicada a la creación de muletas cómodas, con diferentes diseños que se adaptan a los gustos de cada persona y a cualquier tipo de superficie y condiciones meteorológicas. Actualmente, el equipo promotor de Heymdall está formado por dos alumnos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla, Juan de la Torre y Javier Ramos, y por una estudiante de la Escuela Superior de Ingenieros, Marina Chinchilla. Los tres integrantes reconocen que Heymdall es una idea de negocio que intenta cumplir una función social. El proyecto consiste en la fabricación de muletas personalizadas a partir de materiales que ellos ofrecen al cliente, como aluminio, fibra de basalto y fibra de carbono. Con ello, pretenden ofertar una experiencia diferente al caminar con muletas que, como afirman, «puede llegar a ser bastante molesta, sobre todo si tienes que convivir con ella el resto de tu vida».

«NUESTRO objetivo es hacer de la experiencia de llevar muletas algo enriquecedor, que la persona no vea en ellaS a un enemigo», AFIRMAN DESDE HEYMDALL

No es el diseño personalizado únicamente lo que ha hecho destacar a este producto entre el resto. Incluye ciertas novedades como el intercambio de la zona de debajo de la muleta, la que mantiene el contacto directo con el suelo, la denominada contera. En Heymdall han estudiado la posibilidad de intercambiarla según el terreno que el cliente vaya a pisar, adaptándose así a todo tipo de suelos y condiciones como, por ejemplo, la lluvia. En cuanto a la empuñadura, otra innovación, existen diferentes posibilidades a merced de los gustos del cliente: o bien la empuñadura anatómica, que se adapta a la forma de la mano, o bien la circular, la estándar.

Para poder brindar un producto satisfactorio, los componentes de Heymdall han desarrollado una serie de estudios que concretan la personalidad, gustos y características físicas del cliente para poder fabricar una muleta totalmente a su medida. Dichos estudios se centran en los gustos estéticos, preferencias en cuanto a empuñaduras y materiales, altura, peso, entre otros parámetros.

Concha Yoldi, presidenta del Consejo Social, entrega el premio a los promotores de Heymdall por su gran impacto social
Concha Yoldi, presidenta del Consejo Social, entrega el premio a los promotores de Heymdall por su gran impacto social

Una de las señas de identidad de Heymdall es su público objetivo. La empresa está orientada hacia un gran abanico de personas: «desde los más pequeños a los más mayores, siempre y cuando vayan a tener que usar las muletas por más de dos meses», matiza Juan de la Torre. Esta restricción se debe a los gastos económicos que supone la fabricación de una herramienta personalizada como las muletas de Heymdall, de ahí que se definan a sí mismos como una empresa con una función social, puesto que «no solo se centran en obtener beneficios económicos», sino que miran «por el bienestar de sus futuros clientes», señala Javier Ramos.

«AL MISMO TIEMPO QUE BUSCAMOS OBTENER BENEFICIOS, MIRAMOS POR EL BIENESTAR DE NUESTROS CLIENTES», señala javier ramos

Actualmente, el proyecto se encuentra en la fase de creación del prototipo. Están elaborando una serie de diseños básicos para las muletas y ya disponen de bocetos secundarios que responden a todo tipo de gustos. El importe que recibieron por el premio del Consejo Social (500 euros) no es suficiente, puesto que, según reconoce Juan de la Torre, «al estar empezando, tenemos que invertir nuestro propio capital, algo que nos hace perder y no obtener ningún beneficio». No obstante, confían en que algún inversor se interese por su proyecto y permita impulsar una startup como Heymdall.

Hasta ahora, los componentes de Heymdall han participado en varios concursos, además del organizado por la Universidad de Sevilla, que les han proporcionado mentores, tutorización, formación, cursos y, en algunas ocasiones, dotaciones económicas para ejecutar su idea de negocio. Por ejemplo, también han accedido al programa Yuzz Sevilla, una iniciativa del Banco Santander. Desde el pasado mes de febrero, Heymdall tiene su sede en una de las salas de coworking de Yuzz Sevilla, en la que están experimentando lo que supone trabajar codo con codo con otros proyectos que pueden llegar a complementarse en un futuro, además de la tutorización de ciertos mentores que señalarán el camino adecuado en su desarrollo.

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