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Romero, en un momento de la entrevista celebrada en el Rectorado

El Dr. Manuel Romero Gómez, hombre afable y de trato exquisito, llegó cargado con su mochila, pero sobre su espalda también reposaba el XI Premio a la Investigación Javier Benjumea Puigcerver, en el que participan el Consejo Social, la Fundación Focus-Abengoa y la Universidad de Sevilla. Nada menos que quince años de investigación están detrás de ese galardón, cuyo resultado ha sido el de la aplicación de la resonancia magnética sobre los enfermos de hepatitis C.

Con la paciencia y la tranquilidad que caracterizan a los hombres de ciencias, explicó con todo lujo de detalles en qué consistía el proyecto que se alzó con el premio: «si a una resonancia magnética le aplicamos el software óptico que descompone la imagen en 84 parámetros diferentes (color, brillo…), el resultado que obtenemos es una información que los médicos pueden transformar en si el paciente tiene esteatohepatitis o no. Este tratamiento, además, es más beneficioso para el paciente porque no emplea rayos X».

Romero fue premiado por el extraordinario valor científico de su trabajo
Romero fue premiado por el extraordinario valor científico de su trabajo

Siempre ayudándose de las manos para enfatizar sus frases, contó que cuando comenzó la investigación, su equipo y él estaban centrados en el TAC de hígado, que empleaba los rayos X igual que las radiografías y que no alcanzaba la precisión que estaban buscando. «Fue entonces cuando se nos ocurrió hacer lo mismo pero con una resonancia magnética». Ahí estuvo la clave –apreciamos– en descubrir una idea y llevarla a cabo. Este médico se siente fascinado por el poder que tienen las ideas, que son la base para iniciar un proceso de investigación «es apasionante darle forma a lo que en principio es una idea, sin forma, que se va conectando con otras y acaban por formar un cuerpo».

Cuando la conversación se centró en la inversión del Gobierno de España en I+D, frunció el ceño y ofuscado defendía: «la investigación es una inversión a medio-largo plazo,  y debe ser considerada una cultura». Y puso el ejemplo de Silicon Valley (California): «En el año 67 contaban con una sola patente. Veinte años después, en el 87, ya pasaban de un millón, porque se hizo una inversión y se planteó que se podría invertir en investigación. Alguien se dio cuenta de esta posibilidad, lo hicieron y ganaron. ¿Por qué? Porque invertir en investigación es ganar, simplemente».

«La posibilidad de pensar algo y confirmarlo es donde está la alegría de una investigación: en el camino»

¿Por qué elegir el hígado de entre todos los órganos que tenemos en el cuerpo? Manuel Romero habla de cómo las decisiones que tomas en la vida trascienden más allá y te colocan en el sitio en el que debes estar: «Cuando me formé como médico residente, podía elegir entre varias opciones de especialidad: hepatología (y dedicarme al estudio del hígado), endoscopia (el estudio del aparato digestivo mediante endoscopio) o gastroenterología (que se basa en enfermedades relacionadas con el intestino grueso, delgado, esófago, estómago…)». Al final, como en España la hepatología es un campo que cuenta con un elevado nivel de desarrollo, se decantó por dicha especialidad. «Gracias a compañeros, maestros y gente que me fue ayudando, consiguieron que todo el proceso de formación fuera mucho más atractivo».

Su equipo de investigación está ligado al Ciberehd (Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades Hepáticas y Digestivas) y se compone de 14 investigadores junto con los médicos residentes y del staff. El doctor Romero Gómez afirmó que siguen trabajando activamente en varias líneas de investigación: «nos preocupa mucho la hepatitis C, que es una epidemia que afecta a medio millón de españoles y en torno a cien mil andaluces; la cirrosis y cómo cuidamos al paciente cirrótico, y también estamos investigando la encefalopatía hepática, una enfermedad muy particular, que consiste en la afectación del cerebro por la enfermedad del hígado cuando este no metaboliza el amonio, que produce toxicidad en el cerebro…».

«El amor reside en el corazón, pero la ilusión está en el hígado, y es algo que se extiende pero no precisamente es infeccioso». Para el doctor Romero, la investigación debe ser un complemento del trabajo, es decir, consiste en ir más allá de una actividad profesional. «Es un continuo de todas las actividades y, sobre todo, te genera paz. Trabajas duro y de pronto llegas al objetivo que buscabas. A veces el resultado simplemente no es positivo y lo tienes que tirar, sin embargo, contar con la posibilidad de pensar algo y confirmarlo es donde está la alegría de una investigación: en el camino».

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