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Un nuevo tipo de liderazgo, enfocado hacia el desarrollo personal y consciente de las nuevas exigencias de la realidad, es la propuesta que Pedro Marcos y Gabriel Cepeda presentaron recientemente en el I Congreso internacional Soft Skills, que se celebró los días 21 y 22 de noviembre en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla.

Marcos y Cepeda se dedican desde hace más de diez años a la formación y el coaching. Estas actividades les han permitido ver cómo los universitarios tienen una asignatura pendiente que, a la vez, es muy valorada por las empresas. Se trata de las soft skills, una serie de competencias personales que permiten a los trabajadores integrarse con éxito en el ámbito laboral. Ahora, a través de Escuela de Formación Integral en Coaching (EFIC) y de la Cátedra de Investigación para el Desarrollo e Innovación de Personas y Empresas (iDIPE), intentan cubrir esta necesidad.

Tras su paso por la Universidad, ¿sintió la necesidad de fundar EFIC porque echaba de menos esos contenidos en las disciplinas universitarias?

Pedro Marcos: Siendo sincero, esa no fue la principal motivación, sino que fue por necesidad. Decidí irme al desempleo y, en esa búsqueda de qué hacer, llegué al mundo del coaching y del desarrollo personal. Fue entonces cuando me di cuenta de la gran carencia que había tenido en mi formación y que, desafortunadamente, sigue existiendo en líneas generales.

¿Es conveniente que este tipo de formación encuentre espacio en los curricula académicos o con la formación posterior sería suficiente?

Gabriel Cepeda: Habitualmente, el desarrollo profesional de una persona no solo está ligado al nivel de contenidos o técnicas que va adquiriendo en su formación, sino también a las habilidades, un aspecto que considero fundamental. Esa falta del entrenamiento de habilidades –ya que realmente no es formación, sino un entrenamiento– es lo que viene a cubrir la cátedra. Y si las clases se llenan, ¡por algo será!

«El antiguo liderazgo de «ordeno y mando» resulta tremendamente pobre, ya que desperdicia el alto nivel formativo de los universitarios actuales»

Gabriel Cepeda, catedrático de la Universidad de Sevilla

¿En qué consiste el coaching?

P.M.: El coaching es un entrenamiento para acompañar a una persona o a un equipo. Es una organización para conseguir un objetivo, mejorar unas habilidades o superar unos obstáculos, con unas competencias y una metodología muy concretas. Es algo bastante efectivo por cómo se hace y lo que implica.

¿Qué beneficios aporta el coaching a nivel universitario?

G.C.: En la carrera de Administración y Dirección de Empresas, una de las lógicas salidas profesionales consiste en ponerse al frente de un grupo humano, en liderarlo y dirigirlo hacia un objetivo. Las habilidades de coaching están concretamente centradas en eso, no solo a nivel personal, sino también a nivel de equipo. El déficit habitual es que la mayoría de la gente no sabe cómo hacerlo, porque el aprendizaje no consiste en estudiarse un libro, sino que se necesita de esa habilidad, y el coaching cubre perfectamente esa laguna.

¿Cómo nace la idea de organizar el congreso Soft Skills?

G.C.: La Cátedra iDIPE y EFIC tenían una deuda con la Universidad y residía en generar un evento lo suficientemente importante, lo suficientemente potente, como para poner en el centro de toda la universidad estos aspectos. Este tipo de eventos nos catapulta, permite incrementar nuestra visibilidad. Ese fue el principal objetivo, además de intentar hacer algo muy atractivo para que la gente se acercase, puesto que somos conscientes de que todo el que viene y prueba, se queda.

P.M.: También se debe a que las soft skills están en auge ahora mismo en el ámbito corporativo, tanto en grandes multinacionales como en medianas y grandes empresas. Actualmente, casi todas las corporaciones están trabajando dando preponderancia a estas competencias y, por tanto, creíamos que transmitir ese conocimiento al mundo universitario era trascendental.

G.C.: Ese déficit es claro porque la universidad lleva muchos años formando en multitud de técnicas a sus estudiantes, pero después, en la aplicación, es donde aparecen esas soft skills que se necesitan. De hecho, la mayoría de profesionales se acercan a buscar esas habilidades porque notan que en su día a día las necesitan. 

En 2008, Pedro Marcos fundó EFIC, que actualmente cuenta con delegaciones en España y el extranjero. | Fotografía de Manuel Román Gómez.

¿Ha impuesto la sociedad digital un nuevo modo de concebir el liderazgo?

G.C.: No es sólo la sociedad digital, sino también la sociedad del conocimiento. El nivel de preparación que todos los universitarios tienen en la actualidad es altísimo. Por esa razón, las antiguas dinámicas de liderazgo basadas en el «ordeno y mando» resultan tremendamente pobres, ya que se desperdicia el alto nivel formativo de los universitarios actuales. Estos nuevos estilos de liderazgo intentan aprovechar todo el potencial que se perdería con el modo antiguo, aunque es difícil no caer en la tentación, porque cuando uno lidera tiene la tentación de mandar. Ahora es todo lo contrario. Un líder –y cito unas palabras de Pedro– no es más que un gestor de expectativas de sus empleados y, en ese sentido, debe estar atento a qué expectativas poseen, para que todas esas personas den su mejor versión. Este es el nuevo liderazgo al que se está tendiendo, un liderazgo denominado de servicio, en el que el líder se coloca el último para promover el empoderamiento de sus empleados.

P.M.: El tema del liderazgo es, en realidad, una respuesta a la sociedad, al cambio que hay en el mundo, pues para una nueva sociedad se precisa un nuevo estilo de liderazgo. De hecho, ya se está empezando a constatar este nuevo liderazgo de servicio.

¿Puede ser el liderazgo una solución viable para hacer frente a los desafíos del siglo XXI, tales como el cambio climático o la desigualdad de género?

G.C.: Claro, uno de los objetivos del liderazgo –y también del coaching– es que la gente tome conciencia por sí misma. Todas estas cosas necesitan de una toma de conciencia individual y este tipo de liderazgo ayuda llevarla a cabo.

P.M.: Al liderazgo de servicio se le llama también liderazgo consciente, porque requiere elevar la consciencia, no solo del propio líder, sino también del entorno. Es una visión mucho más amplia de toma de conciencia, para poder contribuir también a esos objetivos que son más globales. 

«Lo que une a los ponentes es una sensibilidad especial para con los demás, más allá de historias marcadas por una gran contribución y liderazgo de servicio»

Pedro Marcos, socio director de EFIC

El Congreso Soft Skills trata de vincular el liderazgo y la conciencia. ¿Es posible un liderazgo sin conciencia? ¿En qué se diferenciaría de un liderazgo con conciencia?

G.C.: El liderazgo consciente se desarrolla en la propia persona. Se convierte casi en una técnica. La mayoría de las veces las técnicas, sin el poder del ser humano, se vuelven pobres. En este sentido, la conciencia pone el foco en la persona y en la tarea que debe desarrollar, que consiste en saber utilizar esa habilidad de liderar a otros. Uno necesita tomar consciencia y tener esa conciencia adicional para poder ejercerlo; si no, no tendría alma.

P.M.: Hay que saber también a qué nos referimos cuando hablamos de liderazgo con conciencia. El liderazgo consciente hace referencia a un líder, entendido como una persona consciente de sí misma, de su propia persona, de los objetivos (tanto de los suyos como de los del equipo o incluso de la empresa o del mundo), que es capaz de aplicar esa consciencia al servicio de su entorno. Si, además, entendemos la conciencia como sinónimo de los valores éticos de cada persona, evidentemente tenemos un liderazgo en el que la diferencia con los anteriores es tremenda. Contamos con un líder que trabaja más para servir, sin que eso le reste ningún mérito. Al contrario, tiene mucho más mérito. Ahora, desde esa capacidad de conocer más, un líder se conoce a sí mismo, de ahí la importancia de las soft skills y del coaching como herramientas que permiten elevar ese nivel de consciencia.

G.C.: Claro, son habilidades de autoconocimiento las que necesitamos, ya que uno no puede liderar a otro sin tener consciencia de sí mismo, sin conocerse.

Sobre estas líneas, Pedro y Marcos y Gabriel Cepeda, catedrático de la US en organización de empresas y director de la cátedra iDIPE. | Fotografía de Manuel Román Gómez.

Si el sistema educativo potenciara el desarrollo de estas habilidades transversales desde la escuela, ¿seguiría siendo necesaria en la universidad esta formación adicional?

G.C.: Algunas veces es complejo introducirlo, porque los currículos de ciertas carreras universitarias están tremendamente sesgados hacia el conocimiento explícito de técnicas. Estos nacen de la desconfianza de las personas, la desconfianza de que un alumno, cuando necesita de un conocimiento explícito, pueda ir y buscarlo en un libro. La sociedad digital, por ejemplo, ha cambiado esa realidad; precisamente la universidad debería enseñar aquello que no está en los libros, porque se está hablando mucho de los cursos on-line y de los webinars y que no harían falta profesores. Bueno, pues para cierto tipo de habilidades, uno sí necesita de un entrenador especial, porque uno se puede leer un manual de cómo montar en bicicleta, pero hasta que no se monta en una no aprende.

En el congreso han participado ponentes de toda índole, desde personajes del mundo del deporte o la empresa hasta activistas sociales. ¿Cuál es el denominador común que les une?

P.M.: Lo que les une es una sensibilidad especial para con los demás. Son personas que son conscientes de que las buenas relaciones, la consecución de objetivos, la mejora de los objetivos globales –y también individuales– pasan por mejorar habilidades que hasta ahora no se han desarrollado tanto como otras (por ejemplo, las soft skills). Además, estos ponentes son personas que disponen de buena capacidad de comunicación, de un cierto grado de buena gestión emocional y son sensibles al propio trabajo personal y al colectivo. Eso es lo que les une a todos, más allá de historias, preciosas algunas de ellas, marcadas por una gran contribución y liderazgo de servicio.

La mayoría de estudiantes que participan en programas como la cátedra iDIPE lo hace con fines profesionales.¿Esta formación es también beneficiosa a nivel personal?

P.M.: El motivo por el que acuden es profesional, pero, indudablemente, también se llevan una contribución en el plano personal. Todo lo personal luego se vuelca inconscientemente en lo profesional. Yo, como profesor de máster, te puedo decir que de lo que estamos hablando ahora no son de cuestiones profesionales, sino de cuestiones personales que luego redundan en la profesión.

Los protagonistas

Pedro Marcos es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y Marketing por la Universidad de Sevilla. Tras un tiempo desempleado, en 2008 optó por fundar EFIC (Escuela de Formación Integral en Coaching), de la que es socio-director. Actualmente, EFIC cuenta con delegaciones por toda España, así como en Bogotá, México y Londres. Entre los méritos de Marcos destacan el certificado por la Coach International Federation, que lo acredita como coach profesional, así como los títulos otorgados por la Asociación Española de Coaching y la Basque Coaching Factory. 

Gabriel Cepeda es catedrático de la Universidad de Sevilla en organización de empresas y gestión deportiva. Tras realizar un postdoctorado en la Universidad de Houston, Cepeda desarrolla su actividad profesional en la Hispalense desde hace más de diez años. Colaborador de EFIC como experto internacional en coaching, dirige desde 2016 la cátedra iDIPE.

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