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Los miembros del proyecto Solum, que actualmente desarrollan su idea de negocio en el Cubo Andalucía Open Future.

Licenciados en Ingeniería Industrial por la Universidad de Sevilla y actualmente orientados hacia el estudio de las energías renovables, Luis Muñoz, Antonio Cabrera y Carlos Rodríguez son los tres egresados que se encuentran detrás de Solum PV. Esta startup, compuesta por tres amigos de la adolescencia, obtuvo el premio al modelo de negocio con mayor impacto en la sociedad otorgado por el Consejo Social en el XIII Concurso de Ideas de Negocio de la US. El proyecto nace en un contexto marcado por el aumento de la conciencia medioambiental de los consumidores, en el que las fuentes de energía alternativas reclaman su protagonismo. 

Casi como su propio nombre indica, el prototipo conseguido consiste en un suelo que integra células fotovoltaicas en su interior. Es capaz, aprovechando la energía solar, de generar energía 100% limpia. Su colocación en el pavimento de las ciudades reduce el impacto visual y espacial al integrarse totalmente en el entorno urbano y ser completamente transitable. 

La idea partió inicialmente de Luis Muñoz, que aprovechó su experiencia en la motorización de parques fotovoltaicos y eólicos desarrollada en el Reino Unido y en Estados Unidos. Estos conocimientos le permitieron descubrir el abanico de posibilidades que ofrecían las energías renovables en estos enclaves, donde esta tecnología está mucho más expandida que en España. 

El impulso definitivo llegó tras la reunión mantenida con Daniel M. Kammen, experto en Energías Renovables de la Universidad de Berkeley

Buscó compañía para esta aventura, y rápidamente se sumaron a este proyecto sus colegas; uno de ellos, Carlos Rodríguez, también había acumulado formación en el extranjero. Su estancia en Australia le puso en contacto con las energías renovables, que son la principal fuente de abastecimiento del país oceánico. La pujanza del mercado de las BIPV (Building Integrated Photovoltaic), siglas que designan la integración de fotovoltaicas en la arquitectura, fue una magnífica lección para comprender la proyección de las alternativas energéticas en el futuro. 

La oportunidad del Concurso de Ideas de Negocio llegó en el momento justo. Su participación les proporcionó el asesoramiento necesario y les obligó a obtener resultados a la par que cumplían hitos investigadores. Sin duda, la mejor recompensa a su esfuerzo consistió en una estancia en Estados Unidos, que, como sostiene Antonio Cabrera, fue «de película».

Antonio Cabrera, uno de los integrantes del proyecto Solum.

En esta historia, el impulso definitivo llegó contra todo pronóstico tras la decisiva reunión mantenida con el distinguido profesor Daniel M. Kammen, experto en Energías Renovables de la Universidad de Berkeley. Tan fascinado quedó por la idea, que les propuso ser uno de los primeros en utilizar el resultado del proyecto. Y para ello, les ofreció un amplio abanico de contactos que sirvieron para que la idea tomara forma.

Lo que empezó como un proyecto secundario que debía compaginarse con sus empleos, pronto requirió más dedicación. A los tres protagonistas se les presentó una seria disyuntiva: ¿o aparcar el proyecto y seguir cómodamente sus vidas? O ¿arriesgarse de pleno y emprender una aventura llena de incertidumbres?

 «Es un trabajo muy exigente y quema mucho», afirma Antonio. En la actualidad, los tres socios se dedican íntegramente a la gestión de Solum. Luis Muñoz es el CEO y por tanto, la cara visible de la empresa, sobre todo en la búsqueda de financiación y en el trato de proveedores y clientes. Por otra parte, Carlos Rodríguez ejerce como responsable de desarrollo de negocio y de planificación estratégica; y Antonio Cabrera es el encargado del desarrollo del producto desde la creación de la idea hasta la consecución del prototipo.

Tras las pruebas de laboratorio, el proyecto será testado en condiciones reales en el paseo marítimo de Málaga

Aunque se le han abierto muchas posibilidades de futuro a estos jóvenes, ellos prefieren mantener la calma, conscientes de que aún necesitan completar las últimas fases del desarrollo del producto. Los últimos pasos del prototipo consisten en evaluar su fiabilidad y calidad. Una vez hayan superado las pruebas de laboratorio, llegará el momento de ser testado en condiciones reales, y su primera ubicación será el paseo marítimo de Málaga. Endesa se ha unido al proyecto de instalación en el paseo marítimo, y el tiempo permitirá valorar la resistencia de la placa a las altas temperaturas o al roce continuo de los viandantes. 

Su salida comercial, si todo sucede correctamente, está prevista para el segundo semestre de 2020. Los tres ingenieros dirigirán principalmente su producto a dos mercados: movilidad y construcción. Según sostiene Antonio Cabrera, el negocio de la movilidad ha despertado mayores expectativas, y ya se está desarrollando un proyecto con el Ayuntamiento de Sevilla. 

El sector de la construcción será un bastión fundamental, puesto que la instalación de estas placas en los suelos de los edificios nuevos y en el mobiliario urbano permitirá obtener energía para ser vendida a los consumidores a un precio menor que el actual. Finalmente, indican estos jóvenes que en el futuro no descartan explorar una nueva vía de negocio relacionada con el software, como instrumento fundamental para los sistemas de gestión eléctrica en los edificios privados. 

Actualmente, los tres socios se dedican íntegramente a la gestión de Solum, lo que implica «un trabajo muy exigente», según Antonio Cabrera, responsable de desarrollo del producto

Según defienden, su actividad, en principio, se circunscribirá al ámbito andaluz, puesto que, por cuestiones geográficas, esta comunidad autónoma es la zona de España con mayores posibilidades de generación de energía solar. Esta iniciativa dispone de unas altas expectativas de desarrollo, porque en España, gracias a los impulsos políticos y económicos, se ha aprobado una legislación más favorable, que ha derogado el conocido como impuesto al Sol. 

Las fuentes de financiación de Solum son las ayudas públicas, unas procedentes de la Junta de Andalucía, y otras de la Unión Europea, que dispone de amplias partidas para financiar proyectos de energías renovables. No obstante, en la actualidad están pendientes de recibir un préstamo participativo de la empresa estatal Enisa. Estas tres mentes inquietas tienen como reto la obtención de fondos privados, cuyos riesgos en términos de endeudamiento son mayores, lo que dificulta su concesión. Los responsables de esta startup son optimistas gracias a su experiencia personal y animan a otros jóvenes para que se inicien en el camino del emprendimiento. Para obtener el éxito, estos tres jóvenes indican que es fundamental la experiencia laboral, estancias en el extranjero y la valoración del coste de oportunidad antes de comenzar las tareas. Estos tres amigos de la infancia ya han aquilatado su suelo. El futuro dirá dónde está su techo.

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