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«La retórica es útil porque un razonamiento verdadero y justo prevalece sobre sus contrarios». Aristóteles se dio cuenta de la importancia de la persuasión como habilidad para la oratoria y la retórica. Dos jóvenes andaluces, Pedro Aránega y Álvaro Anega, siguiendo los principios del filósofo griego, se han percatado de la decadencia existente en la sociedad a la hora de comunicar. Una de las causas reside en la ausencia de formación de estas destrezas en los centros educativos. En 2017, estos dos inquietos universitarios, con ayuda de tres amigos, fundaron el Club de Debate Juvenil Daoíz y Velarde en Sevilla, una de las grandes capitales españolas que carecía de dicha formación. El objetivo de esta formación, que sirve a su vez de lema, es «crear jóvenes líderes, íntegros y comprometidos con la sociedad», sostienen sus fundadores.

Luis Daoíz y Torres y Pedro Velarde fueron dos militares destacados en la defensa del territorio español en el del levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas. Esa actitud heroica ha servido para dar nombre a la asociación juvenil de debate. Además, estos nombres también se han utilizado para dar nombre a los dos leones que flanquean y protegen el Congreso de los Diputados. Estos animales, junto con las espadas, representan la confrontación dialéctica ordenada y democrática. Los colores del logotipo de la asociación, el rojo y el azul, aunque pueda parecer que simbolizan a los dos grandes partidos políticos españoles, fueron elegidos, según sus creadores, por una razón puramente estética. «Nos gustaba cómo quedaba el dorado, el rojo y el azul juntos. También los usamos en nuestra página web», sostiene Álvaro Anega.

El lema de la asociación es «crear jóvenes líderes, íntegros y comprometidos con la sociedad»

La SIPA (Simulación del Parlamento Andaluz) fue el lugar de encuentro de estos elocuentes oradores, que recuerdan con cariño cómo se conocieron. De esa coincidencia de intereses nació, con la ayuda de otros tres compañeros que, como Pedro Aránega, estudiaban Derecho en la Hispalense, la primera asociación juvenil de debate de Sevilla. «El inicio fue una aventura. Las primeras formaciones las realizamos dentro de las salas de estudio de la Facultad y apenas éramos seis o siete personas», afirma Álvaro Anega.

Actualmente, la Junta Directiva de la asociación está formada por cinco jóvenes: el presidente, Pedro Aránega; el vicepresidente, Álvaro Anega; la secretaria, Andrea Hernández; la tesorera, Esther Morales; y el vocal, Ignacio Astudillo, quienes con entusiasmo y creatividad han conseguido que, en menos de un año, la asociación pase de tener 8 miembros a 22. La riqueza de este grupo se acrecienta por la mezcla de las capacidades de sus participantes: están, por un lado, los que tienen una larga trayectoria y, por otro, los que están haciendo sus primeros pinitos en el mundo de la retórica.

Pedro Aránega, presidente y cofundador del Club de Debate Daoíz y Velarde.

Juan Antonio Mesa es uno de los últimos miembros en incorporarse. «Lo mejor que he hecho este año ha sido apuntarme al club de debate, hecho que me ha permitido conocer a mucha gente dentro y fuera del club», sostiene Mesa, que se acercó al club cuando conoció a Álvaro Anega  en una conferencia. «Él me propuso unirme a la asociación, y vi una oportunidad para mejorar mi expresión y así potenciar mi oratoria, que era una de mis asignaturas pendientes».

La Asociación Juvenil Daoíz y Velarde se financia exclusivamente de los 30 euros de cuota de sus afiliados. Esta mínima cantidad permite a los socios, quienes deben cumplir el requisito de no sobrepasar los 30 años, participar en los debates, en las conferencias y en los talleres formativos sobre oratoria. De esta forma se mantienen independientes de los organismo públicos, aunque están abiertos a colaborar con otras instituciones, como por ejemplo la Universidad de Sevilla, siempre que estén interesadas en adquirir este tipo de formación.

«El éxito no radica en obtener el primer puesto en un torneo, sino en la evolución personal de cada miembro», asegura Álvaro Anega

Las estrategias formativas se dividen en tres apartados: formación, voluntariado y torneos de debate universitarios. Estas etapas buscan gestionar la agilidad mental para fomentar la capacidad oratoria. La forma de adquirir los conocimientos no es nada convencional. Se utilizan  charlas, conferencias y algunos talleres que incluyen pequeños debates en los que los miembros aprenden a defenderse argumentando y contraargumentando sus posturas en público. Esta habilidad dialéctica se complementa con actividades de aprendizaje en grupo, a la par que con la formación de futuros líderes de opinión. Actualmente, el encargado de impartir este aprendizaje es uno de los miembros de mayor trayectoria, si bien la directiva tiene como propósito conseguir un formador ajeno a la asociación. 

La etapa final está reservada a los Torneos de Debates Universitarios, que se celebran a nivel regional, aunque también existen a escala nacional. Los miembros de la asociación suelen obtener buenos resultados y en algunas ocasiones han conseguido quedar entre los tres primeros. Álvaro Anega, que estudia el grado de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Sevilla, defiende que «el éxito no radica en obtener el primer puesto en un torneo, sino en la evolución personal de cada miembro».

Varios miembros de la Junta Directiva en el Congreso de los Diputados.

Los organizadores de los torneos son los encargados de proponer las preguntas y los temas, que se plantean un mes antes de la actividad. Durante este periodo, los participantes deben estudiar los aspectos a favor y en contra que giran en torno al tema. Una buena preparación requiere conocer y dominar ambas perspectivas porque la postura que debe defenderse durante el torneo se conoce el mismo día del debate. En el torneo, cada equipo debe presentar una introducción, dos refutaciones y una conclusión. Dentro de la asociación, se le otorga una gran importancia a la búsqueda de fuentes fiables puesto que, a la hora de realizar una argumentación, no todo vale.

Desde la Asociación Daoíz y Velarde también se realizan labores sociales y de voluntariado con las que se pretende fomentar el compromiso de los jóvenes con la realidad social en la que viven. «Tan importante es la formación como el voluntariado. Queremos líderes solidarios, capaces de participar como voluntarios en tareas sociales», aclara Álvaro. Recientemente, los miembros de la asociación han colaborado con distintas residencias de ancianos y han repartido mantas y bocadillos a las personas que viven en la calle. El año pasado participaron con la Fundación Pequeño Deseo en una zambomba benéfica en la que estuvieron vendiendo entradas para recaudar fondos para la fundación.

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